El sentido del gusto del recién nacido

Al igual que el olfato, el gusto es un sentido que se encuentra prácticamente desarrollado desde el momento del nacimiento. Y es que ambos sentidos están íntimamente relacionados; sin su actuación conjunta no seríamos capaces de diferenciar tan fácilmente unos sabores de otros. Pero también debemos de saber que es, probablemente, el más complicado de los cinco sentidos, ya que hay muchísimos factores que determinan que unos alimentos nos gusten más que otros. Por ejemplo, la textura que tienen en nuestra boca, su olor o ¡incluso lo bonitos que son!

La variedad de sabores de los alimentos y bebidas que consumen las mamis durante el embarazo pasa por el torrente sanguíneo y llega al líquido amniótico, que rodea a los peques mientras están en el útero. Respiran y tragan de forma natural este líquido, lo que ayuda al desarrollo de sus pulmones y sistema digestivo. 

Lo que comen las mamis no solo expondrá a los bebés a nuevos sabores dentro del vientre, ¡sino también lo hará después del nacimiento!, ya que al amamantar a sus peques, los diferentes sabores de la comida que consumen se transmite a su leche materna.

Como ya hemos comentado anteriormente, el sentido del gusto de los recién nacidos funciona desde el momento de su nacimiento, pero el número de papilas gustativas de sus bocas y las reacciones a los diferentes sabores se van incrementando a medida que crecen.

Sus papilas gustativas son muy sensibles y se localizan en las amígdalas, en la parte trasera de la garganta y en la lengua. Pueden reconocer los sabores dulces y agrios, pero los que más les gustan son los dulces. Este es uno de los motivos por lo que les encanta el sabor de la leche materna. Sin embargo, no serán capaces de reaccionar a los alimentos salados hasta aproximadamente los 5 meses de edad.

A partir del sexto mes, después de seis meses de haber sido alimentados solo con leche materna o de fórmula, es normal que los peques se sorprendan cuando empecemos a ofrecerles alimentos sólidos, ya que estaban acostumbrados solo al sabor dulce de la leche.

Alrededor de los 7 u 8 meses, los peques ya habrán adquirido las habilidades necesarias para coger,  ellos solos, algunos alimentos con las manos. Aprovechad y ofrecedles frutas y verduras variadas, dejando que prueben nuevos alimentos y exploren las diferentes texturas. 

El sentido del gusto de los recién nacidos se seguirá desarrollando a lo largo de los años, ¡incluso a lo largo de su vida adulta! Pero hay algunas preferencias por los sabores dulces, salados o amargos que cambian de forma natural con la edad (por ejemplo, a los peques habitualmente les gustan mucho los sabores muy ácidos, mientras que a los adultos no tanto; por el contrario los bebés son mucho más sensibles a los sabores amargos).

Igual que estimulamos la vista o el oído de nuestros peques, también deberíamos de hacerlo con el sentido del gusto. Para ello, debemos de exponerlos a diferentes alimentos e ir introduciendo gradualmente nuevos sabores. Cuando puedan tomar otro tipos de alimentos, intentad que su alimentación sea lo más variada posible y no os limitéis a darles solo aquellos que más les guste. Esta etapa es clave para que se acostumbren a comer de todo. Recordad que a veces será necesario presentar una nueva comida varias veces hasta que la acepten y disfruten con su sabor. Como ya os hemos comentado, el olfato es fundamental para apreciar los sabores. Antes de darles a probar un nuevo alimento, animadles a olerlo.

¡¡Dejad que experimenten con la comida, tocándola, oliéndola y llevándose los trocitos ellos solos a la boca!!