trastorno deficit atención

El trastorno de déficit de atención con hiperactividad, también conocido como TDAH afecta aproximadamente al 3% de los niños. Este trastorno del comportamiento era casi desconocido hace unos años, simplemente se diagnosticaban como niños “nerviosos” o “desobedientes”, pero no se llegaban a tratar como un trastorno en sí. Afortunadamente en los últimos años los neuropsiquiatras reconocen estos trastornos del comportamiento, difíciles de diagnosticar, ya que en muchos casos los padres no nos damos cuenta de que nuestros hijos necesitan ayuda, y nos empeñamos en intentar solucionarlo por nosotros mismos sin llegar a lograrlo solos.

El trastorno de déficit de atención con hiperactividad se puede manifestar de muchas formas, pero las más significativas e indicativas de esta patología son tres: déficit de atención, mayor hiperactividad e impulsividad de lo normal y un déficit de atención asociado a hiperactividad. Antes de los seis años de edad es cuando normalmente se manifiestan los primeros síntomas, sin embargo solo en un 1% estas manifestaciones influyen en el estilo de vida familiar y el desarrollo del crecimiento del niño. En algunos casos es cuando empiezan el colegio cuando nos damos cuenta de que algo ocurre, el niño no presta atención, pasa horas mirando el libro sin ser capaz de concentrarse en lo que está haciendo, algo falla. En estos casos es fundamental la colaboración del profesorado, ellos son los que normalmente dan la voz de alarma, ya que son capaces de  identificar este tipo de casos y aconsejarnos.

Las causas de estos trastornos no están claras, la herencia genética parece jugar un papel bastante importante en este tema, pero no es definitivo. En cuanto al tratamiento se intenta no recurrir a los fármacos, ya que éstos tienen unos efectos secundarios bastante marcados y molestos, como disminución del apetito, trastornos del sueño, tics… En principio, los profesionales intentan aplicar técnicas psicoterapéuticas que ayudan a padres e hijos a sobrellevar juntos este trastorno, y es cuando estas técnicas no funcionan cuando hay que recurrir a los fármacos.

Lo principal es tener paciencia, no sentirnos culpables como padres, premiarle cuando haga algo bien y no castigarle. Su comportamiento no depende de él, necesita ayuda, y nosotros jugamos el papel más importante en su vida.

Imagen| Bigstockphoto