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Proteger la piel de los peques debe de ser una de nuestras preocupaciones durante todo el año, pero durante los meses de verano debemos de prestarle una mayor atención a este aspecto, ya que la piel queda más expuesta, al llevar menos ropa, y por lo tanto resulta más vulnerable. 

La irritación de la piel en bebés es una afección muy común. Esto se debe a que su piel tiene unas características especiales que la hacen más susceptible a sufrir problemas cutáneos.

La principal característica de la piel infantil es que su epidermis es más delgada. Esto origina una pérdida de calor y agua mucho mayor que en los adultos. Como consecuencia, es más vulnerable a la deshidratación y a la irritación.

Además, la piel de los bebés tiene un pH menos ácido, por lo que está más desprotegida frente a las agresiones externas.

Otra de las características principales de la piel de los bebés es que posee muy pocas glándulas sebáceas, que son las encargadas de producir la grasa natural que la mantiene hidratada.

Uno de los sarpullidos más comunes entre los peques durante la época estival es la irritación de la piel del bebé por calor, más conocida como irritación por sudor o sudamina. Se caracteriza por la presencia de muchos granitos pequeños de color rojo o rosa que suelen localizarse debajo de la ropa o de sitios donde la piel tiende a plegarse, como en el cuello, en los codos, en las axilas, en los muslos o en la parte superior del tronco y de la espalda. Por lo general, suele tratarse de una irritación de la piel transitoria que desaparece al quitar ropa o refrescar al bebé. No obstante, en caso de una hipersensibilidad anómala o sudoración excesiva, puede producir una dermatitis más persistente.

A continuación os detallamos algunas sencillas acciones que podéis hacer para prevenir y aliviar la irritación de la piel del bebé por calor.

  • Mantener a los peques a temperatura fresca, siempre que sea posible.
  • Vestirles con ropa que mantenga su piel fresca y seca. Es preferible utilizar ropa de materiales naturales y transpirables,, como el algodón,, para evitar la sudoración.
  • Prestar atención a las zonas donde los peques suelen sudar más, como el cuello o la entrepierna. Lavar estas zonas con agua fresca y secar con ligeros toques, procurando mantenerlas siempre secas.
  • Dejar las zonas de la piel afectada al aire, sin ropa.
  • No aplicar cremas ni pomadas, si no son recomendadas directamente por el pediatra.
  • Cortar bien las uñas para evitar que se rasque con frecuencia y pueda arañarse.

 

Afortunadamente, la irritación de la piel del bebé por calor suele desaparecen rápidamente por sí sola, pero existen algunos signos que deben de ponernos en alerta.

  • Aumento del dolor, hinchazón, enrojecimiento o temperatura alrededor de la zona afectada. 
  • No desaparece después de cuatro o cinco días.
  • El bebé tiene fiebre (38°C) o más alta, o escalofríos sin ninguna otra causa conocida.
  • Presenta signos de infección, como pus o ganglios linfáticos inflamados en el cuello, axilas o ingle.

Si el peque tienetiene algunos de estos síntomas, consulta con tu pediatra para que descarte cualquier complicación.

Esperamos que estos consejos para prevenir y aliviar la irritación de la piel del bebé por calor os resulten de utilidad y podáis disfrutar de una maravillosa época estival.

No olvidéis consultar con vuestro pediatra ante cualquier irritación de la piel que os provoque inseguridad, sobre todo si no sabéis qué la originó, si está incomodando mucho a vuestro peque, si no desaparece rápidamente o muestra signos de infección.