El desarrollo afectivo de los peques

Las emociones que pueden sentir y experimentar los peques van desarrollándose de manera progresiva. Ya desde muy pequeños son capaces de distinguir y expresar muchas de ellas, incluso empiezan a tenerlas antes de nacer. En el vientre materno ya son capaz de sentir alegría (al escuchar la risa de su mami) o disgusto (cuando el sabor del líquido amniótico le desagrada o no le gusta por lo que ha comido su mamá). 

Los bebés pueden no mostrar sus reacciones emocionales de forma directa pero lo harán indirectamente mediante la inquietud, el llanto, la dificultad en la respiración,…

Cómo ya habréis podido comprobar los bebés pueden pasar del llanto a la risa en muy poco tiempo y sin ninguna explicación. Esto sucede porque viven las emociones de una manera muy intensa y cambian con mucha frecuencia. Con el tiempo, la maduración y aprendizaje podrán adquirir mecanismos tranquilizadores que les ayudarán a autorregularse.

A continuación os detallamos cuáles son las etapas del desarrollo afectivo de los peques. Así podréis conocer cómo van a ir evolucionando las emociones en vuestros bebés.

0 a 3 meses: Durante este periodo los peques poseen las llamadas emociones de supervivencia que son la tristeza, el interés y el disgusto o desagrado. 

Alrededor del mes de vida ya son capaces de reconocer en las demás personas la alegría y el enfado y sobre los 3 meses surge la sonrisa social, que estimula a los adultos a interactuar con los bebés. Con el paso del tiempo esa sonrisa se vuelve más específica y la utilizan más con sus papis o cuidadores que con el resto de las personas de su entorno.

4 a 8 meses: A partir del cuarto mes la sonrisa será su principal forma de reacción ante la cara de sus papis. También comienzan a reírse cuando tocan sus juguetes u objetos de apego, y ya pueden diferenciar entre un gesto de enfado y de tristeza.

Alrededor del quinto mes empiezan a mostrar interés hacia otros estímulos que los rodean y surge la sorpresa cuando, por ejemplo, espera una sonrisa y observa una cara de enfado.

En el séptimo mes comienzan a distinguir las emociones positivas de las negativas, y muestra ansiedad cuando se enfrenta a estímulos desconocidos. 

El sentimiento de miedo suele aparecer sobre el octavo mes.  A esta edad los peques ya son capaces de reconocer los rostros de sus papis y las personas con quienes conviven. Por eso, las caras nuevas les pueden provocar miedo y reaccionar llorando o agarrándose a un adulto para intentar sentirse más seguros.

1 a 3 años: Van desarrollándose las emociones secundarias o complejas: empatía, deseo, odio, vergüenza, culpa … 

Durante el primer año aparecen las emociones empáticas. Los peques pueden ponerse a llorar simplemente por ver a otro niño llorar, sin que exista otro motivo.

Aproximadamente a los dos años ya pueden imitar la expresión facial de emociones básicas (rabia, alegría, tristeza, sorpresa, asco, sorpresa). En esta etapa adquiere gran importancia el juego simbólico, sobre todo a partir de los 3 años cuando los peques empiezan a relacionarse más con su entorno.  Les gusta y divierte jugar a ser otros. Esto les ayuda a entender mejor lo que sucede a su alrededor. 

Todos estos hitos del desarrollo afectivo de los peques son orientativos. No debemos olvidar que cada peque tiene su ritmo propio e individual de desarrollo, que puede coincidir o no, con el de los otros peques.

Como papis debemos de tener en cuenta que una de nuestras funciones más importantes es desarrollar adecuadamente el aprendizaje emocional de los peques. Un buen desarrollo de las emociones les proporcionará los pilares básicos para su desarrollo cerebral y su buena adaptación social ¡¡Es fundamental tener un buen vínculo afectivo con los peques!!