aire acondicionado

Con la llegada del calor, deseamos en casa estar lo más cómodos posible. Para eso tenemos instalado el aire acondicionado. Nosotros lo echamos en falta, pero, ¿qué ocurrirá con nuestro bebé? ¿Es recomendable que se vea expuesto? Dudas razonables de fácil solución. De entrada, nunca lo expongas al aire directo. Un chorro de aire tan frío supondría un duro choque para su delicada complexión. Mantenlo siempre alejado de los aparatos y de los cambios bruscos de temperatura en general. Para ello, nunca lo pases de una habitación con aire a una sin aire. Procura que toda la casa, o al menos las habitaciones en las que él va a estar, se encuentren a la misma temperatura.

Si va a salir a la calle, que el cambio de temperatura sea paulatino. Es recomendable, para todos, que el aire acondicionado no se encuentre a más de 10 grados de diferencia con el exterior. De lo contrario, nos exponemos a sufrir golpes de calor o coger los temibles resfriados de verano.

El mayor problema asociado al uso de estos aparatos se encuentra en la difusión de polvo y otros alérgenos que se acumulan en los filtros: por eso es recomendable proceder a una exhaustiva limpieza antes de que comience la temporada, y posteriormente según indique el fabricante.

Otro gran problema es la sequedad ambiental que provocan. Se puede combatir colocando platos con agua o paños húmedos, o acudir a un humidificador. En cualquier caso, que no se te olvide ventilar bien la casa dos veces al día, a primera hora y a última, cuando ya no hace tanto calor.

Todo aquello que nos haga la vida más cómoda y placentera deberá ser bienvenido, pero es lógica su necesaria adaptación a las características de los más débiles de nuestra familia. Y nuestro pequeño es, en estos momentos, el que merece la mayor protección de todos.

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