cortando sus uñitas

Tu pequeñín no para quieto, explorando el mundo, tratando de aferrarlo con sus manecitas. Esto, tan tierno, y que nos quedaríamos mirando como si no hubiera nada más en el mundo, puede acarrear algún que otro problema. Porque en los primeros meses, a tu bebé le van a crecer muy rápido las uñitas. Y es muy probable que, si no las controlas, se acabe arañando.

Incluso hay algunos que ya vienen con las uñitas muy largas y finas, sobre todo si se retrasó en llegar. Se recomienda, en estos casos, ponerle unas manoplitas hasta el momento en el que decidamos cortárselas: suelen llevarse las manos a la carita y no son extraños los arañazos.

Por eso, te recomendamos que le cortes las uñitas en cuanto asomen un poco. No te asustes, no le vas a hacer daño si tienes un poco de cuidado. Asegúrate de tener unas tijeritas especiales para la manicura de los bebés. Si no las has visto nunca, pide consejo: se trata de un utensilio de hoja redondeada y pequeña, adaptada a la suave anatomía de tu bebé.

Sujétalo bien cuando vayas a proceder y asegúrate de que ningún movimiento brusco, suyo o tuyo, le pueda dañar. Haz un único corte, de frente y perpendicular a dedo, sin llegar a tocar la piel. No te entretengas, porque en seguida él se cansará y empezará a moverse. Tampoco apures ni cortes en redondo para evitar que la uñita se encarne en el crecimiento.

Cuando termines, asegúrate de que no queden restos de uñas sobre su ropa o la tuya: podrían clavársele en un despiste. Y aprovecha para asegurarte de que el color es rosita, y que no aparecen manchas ni alteraciones de ningún tipo, que debería llevaros inmediatamente al pediatra.

Esas manitas tiernas serán las que mañana sostengan el mundo. Hasta entonces, ¡cuídalas!

Imagen| Bigstockphoto