con las pilas cargadas

El verano se ha terminado ya. Atrás quedaron esas deseadas vacaciones que hemos estado esperando durante todo un año, y ahora toca volver a la rutina con más fuerza que nunca. Siempre que termina la etapa estival volvemos todos con los mejores propósitos: apuntarnos a un gimnasio para perder esos kilitos que hemos cogido entre los helados, cervecitas y comidas entre horas, iniciar un curso de idiomas, apuntar a los peques de la casa a esas extraescolares que el año pasado no pudieron ser, organizar la casa que dejamos tan desordenada antes de las vacaciones…, en fin, múltiples propósitos de enmienda de los cuales llegamos a cumplir solo unos pocos.

La clave está en no añadir a la lista demasiadas cosas, porque normalmente no tenemos demasiado tiempo para cumplirlas. Entre el trabajo, la casa y los niños hay que organizarse muy bien, pero si lo hacemos correctamente, o al menos lo intentamos, ¡nosotras podemos! 

Aunque muchas veces llegamos al final del día que al mirarnos al espejo no nos conocemos ni nosotras mismas, es importante transmitir energía y positividad a nuestros hijos. La vuelta a la rutina siempre es dura para todos, pero si lo hacemos juntos será más sencillo. La distribución de las tareas de la casa, cuando nuestros hijos son más mayores, es algo que ayuda bastante a que la vuelta a la normalidad sea más sencilla, pequeñas rutinas como poner y recoger la mesa, hacer la lista de la compra y cosas fáciles y divertidas para ellos, aportan positividad a nuestra vida diaria.

Lo mejor del final de las vacaciones es que, sin duda, hemos tenido más tiempo para pasar en familia, con los niños y nuestra pareja, pudiendo disfrutar a tiempo completo de ellos. Ahora hay que afrontar el otoño e invierno de la mejor manera posible, mirando siempre hacia delante y viendo el lado positivo que cada etapa nos aporta.

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