botiquín verano

¡Qué largo se nos ha hecho el invierno! Parecía que no iba a llegar nunca el verano, con su buen tiempo y sus días más largos, con más tiempo para disfrutar de la familia y estar con los nuestros, y así poder dejar a un lado las rutinas tan tediosas y monótonas que tan poco nos gustan.

Cuando hay niños en casa, y sobre todo sin son pequeños, el invierno, además de las rutinas, lleva unido resfriados, anginas, otitis, fiebre…, en fin, todo lo que al final suele terminar con una visita al pediatra y posterior tratamiento. En verano esto cambia también de una forma bastante significativa. Las visitas al pediatra suelen desaparecer si no por completo, casi en su totalidad, ya que las afecciones infantiles en verano son mucho menores y más sencillas de tratar. Las más comunes suelen ser gastroenteritis y alguna otitis de piscina, pero no mucho más. En la mayor parte de los casos no es necesaria ni la visita al pediatra, ya que somos capaces de controlarlo en casa sin que pase a mayores.

Al salir de vacaciones una de las cosas a tener en cuenta es el botiquín de viaje que llevaremos a nuestro destino. Algo que no debe faltar nunca son los antitérmicos, ibuprofeno y paracetamol, lo básico en lo que a medicamentos infantiles se refiere. No está de más tener en cuenta que algunas gastroenteritis cursan con vómitos, con lo cual la toma de cualquier medicamento por vía oral se hace muy difícil, en cuyo caso lo adecuado es un antitérmico por vía rectal, muy efectivos en estos casos. En verano las picaduras de mosquitos o reacciones alérgicas leves también están a la orden del día, por lo que los antiestamínicos habituales tampoco podemos olvidarlos nunca.

Lo ideal sería no tener que utilizar nunca el botiquín, pero viajando con niños lo mejor es estar prevenidos para cualquier imprevisto que pueda oscurecer nuestras esperadas vacaciones.

Imagen| Bigstockphoto