guardería

Ha llegado el momento. Parece que fue ayer cuando de repente un día nos pusimos de parto y todo cambió en nuestras vidas.  Y del estrés de la oficina pasamos sin darnos cuenta a una maravillosa vida nueva sin jefes ni horarios fijos y con una personita adorable a la que mimar y cuidar a todas horas.

En aquel momento veíamos muy lejos la reincorporación. Y mira que lo calculamos veces durante el embarazo. “Si salgo de cuentas el dos de marzo y tengo tantos meses de baja maternal, más las vacaciones, más”… Pero ya ha llegado y ahora se nos plantean nuevas incógnitas que nos angustian en muchas ocasiones, ya que esta vuelta al mundo laboral para nosotras supone alejarnos de nuestros hijos durante unas horas, y para ello tenemos que dejarlo todo bien atado para que no surjan imprevistos.

Existen muchas posibilidades, afortunadamente, pero no siempre todas están al alcance de todo el mundo, lógicamente. Si la elección ha sido una guardería, esto supone que hemos pasado meses intentando escoger  la mejor de todas las de la zona, y que se ajuste con el presupuesto familiar además de con nuestras necesidades particulares. Otra opción, la más cómoda para nuestro hijo, es el poder tener una persona en casa que nos ayude con el cuidado del bebé, que se encargue de cuidarlo cuando esté enfermo, vaya de paseo, y se encargue de todo lo relacionado con él mientras estamos fuera. Como última opción tenemos a esos abuelos incondicionales, que nos echan una mano siempre y que, aunque no deberían de ejercer de segundos  padres, en muchas ocasiones, debido a nuestra situación económica, es la única opción posible.

Ésta no deja de ser una nueva etapa, en nuestras vidas y en las de nuestro hijo. Tenemos que adaptarnos ambos a esta nueva situación, difícil al principio, ya que sin ninguna duda nos costará bastante separarnos de él. Pero todo es cuestión de acostumbrarse, y de disfrutar intensamente de cada momento que pasamos juntos valorándolos por encima de las horas que no estamos juntos.

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