Después de nueve meses hemos visto cómo nuestro cuerpo se iba sometiendo a toda clase de transformaciones, propias del estado de gestación, y aunque en líneas generales siempre nos veíamos guapísimas cuando mirábamos nuestra barriguita en ocasiones nos hemos preguntado cuánto nos costaría volver a nuestra figura original. Una vez pasado el parto y esos días de incertidumbre y acoplamiento entre el recién llegado y la familia, empezamos a pensar en ponernos manos a la obra para poder entrar de nuevo en esos pantalones que siempre nos han gustado tanto y que ahora parecen imposibles de ajustarse a nuestro cuerpo de nuevo.
En primer lugar debemos tener paciencia, esto es fundamental, ya que este proceso no va a ser rápido, y lo mejor es no dar pasos en falso que después nos hagan retroceder otra vez. Nuestro cuerpo acaba de sufrir un gran cambio, tenemos que recuperar el tono muscular, y eso no va a ser fácil, hay que ayudar a nuestro cuerpo, con ejercicio y una alimentación sana lo conseguiremos.
Antes de comenzar cualquier actividad física tenemos que consultar a nuestro médico. Acabamos de tener un bebé, y no podemos someternos a un ejercicio intenso. Probablemente al principio no podremos volver al gimnasio, pero en su lugar podemos dar grandes paseos, nadar, y montar en bici, siempre con moderación, y de esta forma ir subiendo poco a poco el ritmo, gradualmente. Evidentemente, si hemos pasado por una cesárea, la actividad física tendrá que ser mucho más lenta, hemos pasado por una operación, y la recuperación no puede ser de ninguna manera tan rápida como en un parto natural.
En cuanto a la dieta a realizar, nunca debemos de imponernos regímenes estrictos. Si estamos dando de mamar esto podría ser perjudicial tanto para la calidad de la leche que estamos proporcionando a nuestro bebé como para nosotras mismas, que necesitamos comer adecuadamente para poder estar saludables en esta etapa de nuestras vidas. Hay que evitar los dulces y las grasas innecesarias, y no caer en el error de eliminar los carbohidratos, que son muy importantes para lograr el aporte de energía que necesitamos. Si entre comidas tenemos hambre, siempre podemos recurrir a una pieza de fruta o un yogur desnatado, y no debemos de olvidar beber muchos líquidos, preferiblemente agua, que no nos aporta ninguna caloría adicional y sí todos los beneficios necesarios.
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