En su campaña, cada vez más intensa, por proteger y estimular la lactancia materna, la Unión Europea ha emitido una norma según la cual el etiquetado de la leche de continuación y demás preparados para lactantes no podrán incluir fotografías de bebés ni lemas que inciten a su consumo. También se hace una relación de todos los aditivos y sustancias que se permiten en estos productos, estudiando sus efectos (para evitar publicidad engañosa) y garantizando su calidad y salubridad.
Todas conocemos las grandes ventajas de la lactancia materna frente a la artificial: beneficios para su sistema inmunológico, crecimiento y relación psico-afectiva con la madre. Por si fueran pocas estas ventajas, últimamente se ha descubierto que aquellos bebés que fueron alimentados únicamente con leche materna durante los primeros tres meses de vida presentan un mayor desarrollo en zonas clave del cerebro y un desarrollo cognitivo superior al estudiado en bebés alimentados con productos de sustitución.
De todas formas, tampoco vayamos a caer en la criminalización de aquellas madres que no pueden o no quieren dar el pecho a sus bebés. La decisión, por supuesto, es personalísima y ha de ser tomada basándose en una completa información de los pros y los contras, el consejo médico y un exhaustivo análisis de las circunstancias personales de cada una. Lo importante es procurar lo mejor para el bebé, y siempre que la mamá (o el papá) esté relajada y feliz a la hora de la alimentación, y siempre que procuremos que ésta sea lo más completa posible, el bebé lo estará también.
Además, recuerda que las horas de lactancia son un derecho laboral recogido en la legislación española y avalado por numerosas sentencias del Tribunal Supremo. De manera que nadie ni nada te pueden impedir atender a tu bebé como se merece. Como os merecéis los dos.
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