primer día de guardería

Sí. «Nuestro primer día de guardería». Porque no es solo un «trago» que tengan que pasar nuestros pequeñines. También es toda una experiencia para nosotras. Estamos empezando septiembre y nos vemos inmersas en esa época del año en la que nuestro pequeñín tiene que empezar la guardería. Es cierto que los últimos años, debido al aumento de paro en la población española y que las madres tienen más tiempo tiempo libre por un lado, y menos dinero, por otro, el uso de guarderías ha disminuido considerablemente. Sin embargo, aún siguen quedando niños que estos días se enfrentan a sus primeros días de guarderías. Aunque la edad más recomendable para empezar la guardería está entre los 18 y los 24 meses, cada vez es más común que, sobre todo por temas de trabajo de los padres, los pequeños se incorporen antes a estos centros. En ocasiones nos sentimos mal por tener que dejarlos en manos de otras personas siendo tan pequeñitos, pero en realidad es algo que les ayuda a aprender a relacionarse y a jugar antes con otros niños además de favorecer el desarrollo del pequeño y también de su lenguaje.

Una vez hayamos elegido la guardería que queremos para nuestro hijo y tengamos claro que no tenemos por qué sentirnos mal al dejarlos en manos de profesionales con los que además van a aprender un montón, tenemos el reto de enfrentarnos al primer día de guarde. Ese día lo tenemos que afrontar como algo bonito, y hacérselo ver al pequeño así (por mucha pena que nos dé dejarlo allí). Hay que concienciarle que al lugar al que va es un sitio en el que conocerá a muchos amiguitos, aprenderá cosa nuevas y se lo pasará muy bien. Pero claro, para eso tenemos que estar nosotras mismas muy seguras, si no es así el pequeño lo notará y del mismo modo, se sentirá inseguro. Si nuestro pequeño ya está acostumbrado a separarse de nosotras, el “trámite” de la guardería será mucho más fácil. Sin embargo, en niños que nunca se han separado de sus padres, esto suele ser más complicado, aunque no imposible. De cualquier modo, lo más conveniente es hacerlo todo de manera gradual, de forma que el pequeño casi ni aprecie que se está alejando de su casa.

En ese sentido, juega un papel muy importante el cuidador que desde ahora va a estar ocupándose de nuestro hijo. Por eso, es esencial que hagamos ver al pequeño lo bueno-buena que es, lo bien que lo hace, lo divertido que nos resulta… para que automáticamente él vaya cogiendo confianza también. Por último, pero no me nos importante: el momento de la despedida. No es nada recomendable que nos vayamos mientras el niño está despistado y no nos ve, porque, según aseguran los expertos, el pequeño podría sentirse abandonado. Por mucho que llore y que no quiera quedarse en la guardería, tenemos que despedirnos de él, hacerle ver que todo irá bien y, sobre todo, ser fuertes nosotras también y conscientes de que todo el mundo pasa por algo así y es lógico las sensaciones que experimentas tú y tu pequeñín.

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