la vista de nuestro bebe

La primera vez que abre los ojitos y nos mira, nuestro mundo cambia. Sin embargo, no es muy seguro que pueda ver mucho más allá de nuestro rostro. Al principio no suelen ver con claridad más allá de lo que tienen delante y cerquita. Poco a poco irán ampliando su campo de visión, que llegará a su punto álgido aproximadamente a los seis años.

Antes de esta edad se pueden detectar problemas en la visión de nuestro bebé. Cuanto antes corrijamos estos defectos, antes mejorará y con ello su calidad de vida. Para detectarlo, hay que estar atentas a las señales, ya que a menudo no pueden, o no saben,  explicarnos lo que les ocurre.

Si gira la cabeza para mirar de lado algo que tiene delante quiere decir que ve mejor con una parte determinada del ojo: esto puede ser síntoma de astigmatismo. Si tuerce un ojo, o lo cierra para enfocar, puede ser síntoma de ojo vago. Si guiña los ojos para enfocar algo que se encuentra lejano, confunde las caras y se acerca mucho los objetos a la cara, puede significar miopía. Si, por el contrario, se aleja las cosas para verlas mejor, puede ser hipermetropía.

En cualquiera de estos casos, o si detectamos frecuentes dolores de cabeza al realizar actividades que requieran concentración visual, así como ojos enrojecidos, con picor o lagrimeo, deberemos acudir cuanto antes al especialista, y seguir sus indicaciones al pie de la letra. Parches, gafas u otros correctores deberán ser empleados según las instrucciones que nos den para evitar, en la medida de lo posible, que estos problemas vayan a más.

Una correcta visión es imprescindible para una buena calidad de vida. Por suerte hoy en día los avances en óptica y medicina permitirán a nuestros hijos disfrutar plenamente de su crecimiento sin las limitaciones que un defecto en la visión podrían acarrearles. Recuerda que sus ojos lo son para toda su vida: ayúdales a cuidarlos.

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