Entre la gran cantidad de enseñanzas y conocimientos que tenemos que ir enseñando a nuestros peques desde que nacen hasta que se hacen mayores, hay algo que a simple vista puede parecer sencillo inculcar pero que a la hora de la verdad y dependiendo del niño al que nos estemos enfrentando, puede ser más o menos complicado. Estamos hablando de la empatía. Esa cualidad por la que nuestro pequeño va a poder ser capaz de ponerse en la piel del otro y entender lo que puede sentir la persona que tiene al lado (sea para bien o para mal). Si la persona que está al lado, la que necesita que se pongan en su lugar, además es su hermano, pues mucho mejor.
Debemos tener claro ante todo, que para poder inculcar tanto este como otros valores a nuestros hijos en primer lugar debemos tenerlos bien interiorizados nosotros mismos. Una vez entendido esto, hay que partir de una base clara en la que sabemos que gran parte de las cosas que aprenden los niños lo hacen por imitación, de tal modo que tener a unos papis que empatizan con los demás, pues hará que ellos también lo hagan. No está de más comenzar por cosas sencillitas como hacerles ver que tienen que compartir los juguetes. Esto será muy útil a la hora de que afronten el sentimiento de tener que “regalar” algo a alguien que ellos consideran que es suyo y que les gusta mucho. Es normal que las primeras veces esto resulte complicado y nuestros pequeños acaben en un baño de lágrimas, enfadados o con rabietas… pero no hay que agobiarse, con el tiempo se irá viendo la evolución.
Ante esto lo que no debemos cortar sus reacciones ni evitar que muestren sus sentimientos. Lo mejor es que los dejemos, que expresen todo lo que llevan dentro, eso sí, luego debemos hacerles ver las consecuencias que estas cosas pueden acarrear. Tanto para bien como para mal. Podemos hablar desde castigos significativos hasta recompensas que muestren el trabajo bien hecho (teniendo mucho cuidado con el exceso de ambas cosas. Siempre en su término justo).
En nuestro día a día, al igual que en el de nuestros pequeños, se irán dando un sinfín de situaciones que no tendremos contraladas ni que posiblemente lleguemos a controlar nunca, pero bueno, de eso se trata. De ir aprendiendo día a día y juntos, que es mucho mejor.
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