papilla

Alrededor del sexto mes es cuando podemos empezar a introducir en la alimentación de nuestro hijo los sólidos. Tanto si hasta el momento se alimentaba con lactancia artificial como materna ha llegado el momento. Esto no quiere decir que tengamos que suprimir por completo la lactancia, de hecho no debemos.  Únicamente lo que haremos será complementar su alimentación y enriquecerla con otros nutrientes.

La introducción de sólidos se realiza a través de papillas, básicamente de papillas de frutas o de verduras, y dependerá mucho de cada pediatra cuál de ellas introduciremos primero. En cualquiera de los dos casos siempre hay que hacerlo de forma paulatina, con pocos ingredientes al principio, para después ir añadiendo cada vez más.

En el caso de las frutas lo normal suele ser comenzar con frutas como la manzana o la pera, mezcladas normalmente con zumo de naranja.  Pero en otros casos únicamente nos piden que les ofrezcamos una simple compota de manzana, y poco a poco añadir pera y después el zumo. Las medidas siempre serán en pequeñas cantidades, normalmente medias piezas. Hay frutas muy alergénicas, que no deben introducirse hasta que el pediatra nos lo indique, y esto suele ocurrir en torno a los dieciocho meses. Estas frutas son los kiwis y los frutos rojos en general. Hay que esperar un poco más para poder añadirlas a su alimentación.

Con la papilla de verduras ocurre lo mismo.  Comenzaremos con pequeñas cantidades de patata y zanahoria, para después ir añadiendo otras verduras como  el puerro, la calabaza o el calabacín, y por último las espinacas y otras verduras similares que suelen ser muy flatulentas para ellos.  Éstas irán en el último lugar.  Más tarde se añadirán también las carnes, comenzando normalmente por el pollo y la ternera, y después el pescado.

Las legumbres suelen incluirse en estas papillas de verduras a partir de los doce meses, al igual que el huevo, que se suele introducir a los nueve o diez meses, cuando los peques de la casa tienen más maduro el sistema digestivo. Como toque final siempre podemos añadir un pequeño chorrito de aceite de oliva, alimento muy beneficioso para la alimentación diaria de nuestro bebé.

La paciencia es fundamental en esta nueva etapa, ya que no siempre es fácil.  Son sabores completamente diferentes a lo que están acostumbrados hasta el momento y puede costar un poco que lo admitan.  No debemos desistir y, siempre que surja cualquier complicación posible, estar muy atentos y consultar al pediatra si fuera necesario.

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