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En torno a las primeras semanas de vida de nuestro bebé puede aparecer una especie de costra de color blanquecino o amarillento en el cuero cabelludo. Seguramente y tras varios intentos de eliminación por nuestra parte durante el baño de cada día, hemos llegado a la conclusión de que resulta bastante difícil eliminarla y, en muchas ocasiones, sobre todo en el caso de madres primerizas, nos preguntamos qué es esto, por qué se produce y cómo hacerla desaparecer.

Esta costra no es otra cosa que una dermatitis seborreica, resultado de una reacción de la piel ante un sobreexceso de grasa en la misma,  generando así esta costra en la zona en cuestión. El motivo es el cambio de alimentación, mientras nuestro bebé estaba en nuestro vientre, la alimentación placentaria era mucho menos grasa que la leche materna o artificial que esté tomando en este momento, con lo cual la piel tiene que actuar en consecuencia.

La zona más común de su aparición es en el cuero cabelludo, pero también pudiera encontrarse en otras zonas de la cabeza, como las cejas, la frente, o en el resto de la cara, incluso en algunos casos en algunas partes del cuerpo como pliegues de la piel, la zona del pañal etc. No deja de ser una dermatitis, con lo cual su aparición puede producirse en diferentes zonas del cuerpo, siendo los niños que más pueden padecerla aquellos tendentes a la dermatitis común.

El tratamiento es muy sencillo, simplemente consiste en un producto que permita que la costra desaparezca paulatinamente, el más usado de siempre ha sido la vaselina salicílica, pero en la actualidad además existen muchísimos otros productos como geles o champús que hacen esta misma función. Además, tendremos que utilizar otros productos que permitan la hidratación de la zona, porque cuando la costra va desapareciendo la zona queda más reseca de lo habitual. En algunos casos muy extremos los dermatólogos suelen recurrir a corticoides, que aunque funcionan de forma muy rápida y eficaz es conveniente no utilizarlos a la ligera. La costra podemos irla quitando nosotras mismas poco a poco, pero nunca con la uña, ya que podemos producirle lesiones.

Mientras estemos en el proceso de tratamiento lo mejor es tener una higiene adecuada, y lavar el pelo diariamente siguiendo las pautas marcadas por el pediatra o dermatólogo.

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