manchas rotuladores

Siempre sucede. Al principio cuando nuestros pequeños empiezan a hacer manualidades, a colorear, escribir, pintar… nos hace muchísima ilusión y nos encanta verlos. Pero claro, cuando va pasando el tiempo y vemos que los colores no sólo impregnan papeles sino que también pintan pantalones, camisetas, mochilas, cojines y sofás de casa y que, incluso, llegan a “adornar” nuestras paredes, pues la cosa cambia y la ilusión muta en enfado.

Teniendo en cuenta que los niños, niños son y que nosotras posiblemente ya hayamos hecho alguna trastadas de esas, hoy traemos algunos consejos para paliar, en la medida de lo posible esos daños colaterales resultantes de la creatividad de nuestro hijo. En primer lugar, aunque es un poco de cajón, a veces se nos olvida insistir en nuestros pequeños y decirles que el lugar en el que deben pintar es el papel: nada paredes, muebles de la casa o ropa. Además, debemos intentar curarnos en salud y poner a nuestro pequeño ropa vieja que en caso de mancharse demasiado no sea gran pérdida.

Uno de los consejos que casi nunca falla es echar alcohol sobre la mancha y después de dejarlo actuar meter la prensa en la lavadora. La mancha suele desparecer sin problema. Hay quienes prefieren cambiar el alcohol por leche caliente, y lo cierto es que en muchos casos también funciona. Otra fórmula es coger la prenda dañada, meterla en un recipiente con agua caliente y detergente líquido, dejarlo actuar durante horas y moverlo cada cierto tiempo para que haga efecto. Como forma casera casera casera, y remedio que al menos en mi casa ha pasado de generación en generación, es partir un tomate por la mitad y frotarlo contra la mancha. Se puede repetir la operación varias veces si es necesario, aclaramos después y la mancha suele desaparecer. Por último, y si tenemos laca a mano, otra alternativa es rociar la mancha con laca y cuando ésta se haya secado meter la ropa a la lavadora con detergente.

Todos estos son trucos que suelen surgir su efecto, no obstante si no lo hacen, tampoco debemos alterarnos en exceso. Al fin y al cabo son niños y seguro que volverán a repetir la jugada una y más veces.

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