el solito

Una de las primeras señales de que nuestro bebé va dejando poco a poco de serlo, para transformarse en una personita con identidad y personalidad propias, será su capacidad para desenvolverse solito en el único campo en el que puede: el del juego. Jugando descubren el mundo, jugando van aprendiendo sus normas y, por eso, todo lo que ven es un juego.

Deben aprender a jugar solos, a crear sus reglas y a desarrollar su propio mundo interior. Pero para ello, como para todo, necesitan nuestro apoyo y nuestra ayuda en un primer momento. Necesitan saber que, aunque defiendan su pequeño territorio independiente, estamos allí siempre. Por eso, aunque estén jugando solitos, es preciso que noten nuestra presencia: bien como espectadores de la representación de su fantasía (podemos pedirles que nos expliquen qué están haciendo, cómo se llama cada personaje o dónde se encuentra la construcción que elaboran; seguro que nos sorprenden), bien como “guardianes” más o menos invisibles: podemos estar haciendo nuestras tareas pero con ellos a nuestro lado, o ir entrando de manera regular en su espacio. Que sepan que estamos ahí.

Si notamos que demandan nuestra participación puede ser porque no se sientan muy seguros en el juego o porque nos echan de menos. En el primer caso habrá que incentivar su iniciativa, pidiéndoles que nos cuenten cómo se hace o cómo sigue la historia. En el segundo, habrá que replantearse qué tipo de tiempo pasamos con nuestros hijos, y darnos cuenta de que lo que para nosotras es válido puede no serlo tanto para ellos.

Para nuestros pequeños, compartir momentos con nosotros es algo muy precioso, pero algo que ha de ser diseñado para ellos. No servirá que nos acompañe a la compra si no le dejamos participar. Si, por el contrario, hacemos que adopte un papel activo, convirtiéndolo en un juego privado, esos momentos se transformarán en sus favoritos.

La mejor manera que tenemos que hacer de ellos unas personas autónomas y seguras es haciéndoles ver que siempre van a poder contar con sus padres. En todo.

Imagen| Bigstockphoto