el asma

Desde que somos mamás todo nos preocupa y asusta. Estamos atentas a cualquier síntoma o acción inesperada de nuestros bebés, temiendo siempre lo peor. Esto es normal, pero recuerda que tu hijo es un bello e imperfecto ser humano, y que la enfermedad es parte de la vida. Así que, cuando ésta aparezca, no dramatices, infórmate y trata de actuar con la cabeza fría. Por su bien.

Muchos niños padecen de asma. Esta enfermedad de los bronquios provoca dificultad para respirar y tos, y se puede manifestar en edades muy tempranas, incluso con pocos meses de vida. Se produce cuando los bronquios sobrerreaccionan a sustancias ambientales o a alguna enfermedad, estrechándose y llenándose de mucosidades. También puede producirse tras un esfuerzo violento o en casos de estrés.

Aunque no existe una cura, sí que se pueden paliar sus efectos o tratar de prevenirlos. Cuando el pequeño tiene una crisis, se le aplican broncodilatadores (el famoso inhalador), corticoides o, en casos extremos y siempre en el centro de salud, oxígeno. Como tratamiento previsor, se emplean corticoides o vacunas.

Aunque se trata de una enfermedad crónica, siguiendo las pautas indicadas por el médico o pediatra el niño podrá llevar una vida totalmente normal, desarrollándose adecuadamente hasta llegar a ser un adulto sano y feliz. Como toda afección, cuanto antes se controle, antes se podrán atajar sus efectos indeseados y se evitará un empeoramiento de los síntomas.

Desde el momento en que vino al mundo te tuvo a su lado para protegerlo y ayudarlo a caminar. Ahora más que nunca necesita que seas fuerte y le proporciones toda la seguridad en sí mismo que necesita. Si haces de su enfermedad un mundo, se verá definido por ella (¿cómo eres? Soy asmático). Procura, por el contrario, tratarla como lo que es; una característica más que le acompañará en este camino, pero que no es él. Él es alto o bajito, es dulce o tímido, pero nunca su enfermedad.

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