andador

Muchas hemos crecido con ellos, incluso lo hemos utilizado con nuestro hijos (ahora ya mayores) cuando eran más pequeños, pero lo cierto es que cada vez más se está poniendo en duda la labor que hacen los andadores en el desarrollo de los niños. Durante mucho tiempo se han utilizado para que el niño pudiera andar mientras estaba sentado y fuese acostumbrándose a dar los primeros pasitos, sin embargo, cada vez son más las voces que afirman que esto no es beneficioso para un buen desarrollo de la musculatura de nuestros pequeños y que si lo usamos sea más bien por diversión para el pequeño y en reducidas ocasiones.

Si bien es cierto que cuando un niño se acostumbra a caminar con andador está dejando a un lado el uso de los brazos, que tan necesarios son para conseguir el equilibrio, también es cierto que usándolo de manera moderada puede llegar a tener ventajas. Una de ellas es que mientras el niño lo utiliza, le está permitido investigar y acceder a un montón de sitios que por sí solo no podría. De este modo se despierta en él actitudes muy buenas como la curiosidad, la inquietud, la diversión, la liberación de energía… Pero claro, para desarrollar estas actitudes no es necesario (ni recomendable) que el pequeño use el andador mucho tiempo. Aún así, mientras lo haga, deberá ser supervisado por un mayor para evitar que haga trastadas o cosas incluso más graves que puedan ponerlo en peligro.

Aún así, y teniendo en cuenta que dependiendo de las ocasiones el andador puede llegar a ser bueno, lo mejor del mundo es que nuestro pequeño aprenda a caminar gateando. Que se caiga, que se levante, que se haga chichones, que se agarre a los muebles e intente caminar… todo esto con nuestra ayuda y supervisión. En definitiva, que no nos dé miedo que tenga que hacer esfuerzos para aprender a caminar.

Fuente|Guía Infantil
Imagen| Bigstockphoto