agua bebe

A menudo escuchamos a mamás preocupadas porque sus bebés no beben agua. Naturalmente piensan en ellas mismas y en cómo es tan aconsejable ingerir hasta dos litros de agua al día, y esa indiferencia de sus pequeñines ante el líquido las asusta. Pues bien, en principio no se trata de nada preocupante. Si tu nene no quiere agua es porque no tiene sed. Y esto es así porque ya ingiere a través de la leche materna todo el líquido que necesitan (además de todos los magníficos nutrientes que les transmitimos con ese bello gesto de amor que es la lactancia materna).

Muy diferente sería el caso si el bebé está malito, sobre todo si tiene fiebre, vómitos o diarrea. Necesita urgentemente hidratación, pero a menudo no tolera el agua, por lo que acudiremos a los electrolitos e incluso al suero. Pero si no es el caso, insistir en ofrecerle agua cuando no la necesita sólo puede ser contraproducente.

Una vez tu bebé sea ya mayorcito y comience a tomar sólidos, sí que es recomendable ofrecerle líquidos. El agua mineral débil es más adecuada para su sistema, y además más segura en caso de que no tengamos la certeza del estado de salubridad del agua corriente. Los zumos y demás bebidas azucaradas, aunque le resulten más apetecibles, se le han de proporcional con cautela. Recuerda que es ahora el momento de comenzar a inculcarle una cierta disciplina alimentaria, en la que lo dulce e inmediatamente aceptable ha de ser restringido frente a sabores que le resulten menos atractivos de entrada pero que poco a poco irán configurando su gusto. Un niño que aprenda a comer de todo será un niño fuerte y feliz.

El agua es imprescindible para la vida, y nos puede asustar su desapego a este líquido. Pero hemos de recordar que nuestros pequeñines poseen numerosos recursos para sobrevivir en estos primeros momentos y llegar a ser las maravillosas personas en las que se convertirán con nuestra ayuda.