A los bebés les encanta el agua y, a pesar de que no es recomendable que los peques vayan a clases de natación hasta los tres o cuatro años (para que su aparato locomotor esté preparado para realizar los movimientos propios de esta disciplina), puedes llevarlos a pisci desde los 4 meses. ¿Cómo? Muy fácil, yendo a clases de matronatación.
¿Qué es la matronatación?
La matronatación es una práctica que se realiza por un adulto (generalmente el papá o la mamá) y un bebé en la piscina, cuyo objetivo es la estimulación del bebé con el agua, siguiendo las instrucciones de un profesional cualificado.
Esta especialidad se compone por un conjunto de actividades encaminadas a estimular al bebé para que aprenda a flotar y a moverse en el agua con ayuda de sus padres. Pero no para que aprenda a nadar. El papel del padre/madre es fundamental dentro del agua. Mediante la orientación técnica del profesor encargado de llevar a cabo la actividad, los padres participan junto con su bebé en esta nueva experiencia. Este contacto, además, reforzará el vínculo entre padres y bebé.
Se recomienda que el bebé tenga 4 meses para poder iniciar las clases de matronatación , ya que es el momento en el que se termina de madurar el sistema inmunológico y se pueden evitar posibles infecciones como la otitis o enfriamientos.
¿Cómo es una clase de matronatación?
Las clases de matronatación varían según la escuela donde se practiquen. En general duran de 30 a 45 minutos (depende un poco de la resistencia del bebé en el agua) y, además del apoyo de los padres, se utilizan recursos como pelotas o tablas adecuadas a la edad del bebé.
Las clases siempre están supervisadas y dirigidas por un profesional que irá indicando a los padres qué ejercicios deben ir realizando con sus pequeños y cómo ir sujetando correctamente a los peques dentro del agua.
Es conveniente, el primer día, tener especial cuidad al introducir al bebé en la piscina ya que es su primera vez y el cambio de entorno es bastante importante. Para ello, recomendamos que la mamá o el papá se meta en la piscina con el bebé pegado a su pecho, para que así se sienta más seguro.
Antes de empezar es recomendable pasearlo por el agua en brazos y mojarlo poco a poco con la mano, la cara, los brazos, las piernas, el tronco… de esta manera el bebé se irá adecuando al nuevo medio y se sentirá más cómodo.
No se puede realizar matronatación en cualquier piscina ya que requiere que se cumplan unas condiciones determinadas como es la temperatura del agua a unos 32º y un nivel de cloro bajo, entre el 0,5 y el 0,6% para evitar posibles daños en el bebé. La zona seca debe estar climatizada y no muy alejada del vaso (piscina) para evitar enfriamientos al salir del agua sobretodo.
Podemos preparar en casa al bebé para la experiencia de meterse en una piscina. En la bañera podemos dejarle que juegue un rato con algún juguete, así asociará el agua a diversión, y también podemos mojarle la carita de vez en cuando para que, cuando ocurra en la piscina, no se asuste.
Beneficios de la matronatación
Los bebés están dotados de una variedad de reflejos que hacen posible el progresivo desarrollo de una conducta adaptada al medio en que se desenvuelven (el agua en el caso que nos ocupa). Psicólogos y pedagogos coinciden en la importancia de los primeros años de vida del individuo y, el objetivo principal de la matronatación es reforzar el vínculo de amor y confianza entre la madre/padre y el bebé, mediante una experiencia única e irrepetible, fortaleciendo la relación afectiva y cognitiva entre bebé y mamá y papá. Algunos de los beneficios más importantes de esta práctica son:
– Abre el apetito de los niños.
– Desarrolla las habilidades vitales de supervivencia.
– Ayuda a que los peques concilien mejor el sueño y a relajarse.
– Favorece el desarrollo psicomotor (comienzan las nociones de espacio y distancias).
– Ayuda al desarrollo del sistema psicomotor.
– Fortalece el sistema cardiorrespiratorio.
– Estimula la capacidad observadora y de juego del bebé, lo que va unido a su inteligencia.
– Ayuda al bebé a sentirse más seguro.
– Aumenta la confianza del bebé y la sociabilidad al realizar actividades con otras personas.
– Ayuda al sistema inmunológico.
– Aumenta el vínculo afectivo entre madre/padre y el bebé.
Como ves es una práctica de lo más recomendable. Si te animas a probarla o ya la has practicado con tus peques no dudes en compartir con nosotros tu experiencia.
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¡Qué paséis un feliz día!