colico lactante

El cólico de lactante es una de las afecciones mas comunes en los recién nacidos durante los primeros meses de vida. Suele ser un motivo de desesperación para los padres que, en muchos casos primerizos, no saben cómo consolar a sus hijos en estas crisis prácticamente diarias.

Los síntomas básicamente son llantos desconsolados al finalizar el día. En muchas ocasiones tendemos a pensar que simplemente tienen hambre, con lo cual recurrimos al biberón o pecho para amamantarles. Cosa que es lógica, ya que normalmente en esta etapa de la vida de nuestros hijos el llanto también suele ser un indicativo de hambre. Pero esto no hace más que incrementar el problema ya que, si verdaderamente no es esto lo que necesitan, lo que hacemos es perjudicarles más. Si después de haber probado esto no funciona, cambiamos el pañal, intentamos dormirles pensando que es sueño, pero nada funciona. Y entonces es cuando llega la desesperación, no sabemos qué le ocurre y no deja de llorar ¿Qué podemos hacer?

El cólico de lactante no es otra cosa que un malestar digestivo más o menos intenso que sufren los bebés en la primera etapa de sus vidas . Los motivos no están demostrados, pero parece que diferentes estudios se inclinan por justificarlo con motivos de difíciles digestiones de la leche, en muchos casos por intolerancias a la proteína de la leche de vaca. También, otro de los motivos más comunes suele ser simplemente gases, dificultad para expulsarlos, lo que provoca un estado de incomodidad permanente y por lo tanto un llanto inconsolable.

 Las posibles soluciones a esto suelen ser varias, pero efectivas casi ninguna. En el caso de la intolerancia a la proteína de la leche, se suele recurrir, si la alimentación es con leche de fórmula, a leches hipoalergénicas que carecen de esta proteína, especialmente elaboradas para estos casos. Si la lactancia es materna hay que intentar reducir la ingesta de leche de vaca y derivados lácteos por parte de la madre. Esto podemos acompañarlo de suaves masajes circulares en el abdomen de nuestros hijos para intentar facilitar la expulsión de gases y posiciones especiales a la hora de cogerles o tumbarles en la cuna para dormir .

Un remedio que se utilizaba hace unos años era el famoso anís estrellado, que, por cierto, se retiró de la comercialización. Esto se ha demostrado que no era nada o muy poco efectivo, tanto esta infusión como todas las que actualmente existen. Además de no solucionarnos el problema lo que hacen es quitarles el apetito a los bebés y reducir las tomas de leche que es realmente lo que ellos necesitan.

De una forma u otra, este «mal», tanto para la familia como para el bebé, termina desapareciendo en los primeros tres o cuatro meses. No obstante, siempre debemos recurrir a los pediatras, que como especialistas que son, podrán orientarnos mejor en la forma y manera de intentar aliviar esta molestia que suelen sufrir nuestros hijos.

Imagen| Bigstockphoto